La Charreta

Cuando los gorriones ya descansan en sus nidos y alguna cigüeña zaguera se retira al campanario con una rana en el pico, es la hora de la fresca, un rato de tertulia que quiere ser distendida y apacible entre vecinos al oreo fresco de la noche que comienza después de la cena. La hora de reunirse es imprecisa y variable porque las necesidades horarias de los vecinos han cambiado con los tiempos y los vecinos ya no dependen exclusivamente de las labores del campo como antaño, lo que ha derivado en la desaparición gradual de ese tiempo relajado en el que se reunían en informal charreta los vecinos y que, el retroceso de esta costumbre veraniega, habrá que achacarlo también a las comodidades y distracciones instaladas en las casas en aquello que se deriva del progreso tecnológico que acentúa el individualismo y el retraimiento general en los vecindarios, especialmente en las ciudades donde uno puede vivir cuarenta años en una escalera de veinticuatro vecinos y no pasar de conocerlos de vis...